lunes, 12 de enero de 2009

Retrato de Bush por Oliver Stone

Históricamente, el Mundo Occidental diferenció y llevó hacia las más altas cumbres dos virtudes por sobre las demás: la Belleza y la Inteligencia. En teoría, el hecho de contar con alguno de estos capitales simbolizaba la posibilidad de acceso a un destino marcado por el éxito individual. No tienen estas líneas el propósito de debatir alrededor de este tema, ni tampoco replantearse el sentido de la palabra "éxito", pero sí el de asegurar una cosa: George W. Bush no es para nada lindo. Sobre su inteligencia, o falta de ella, y muchas otras características de su personalidad, Oliver Stone hace una película que se estrena el próximo jueves en la cartelera porteña y desde acá recomendamos: "W".

Al fin y al cabo, es indudable que "Junior", como no le gusta que lo llamen, si algo sí siempre tuvo, por herencia familiar, es poder. El film retrata con una mirada cercana y con la exacta, casi invisible, cuota de ironía, la vida de una persona que antes de llegar a ocupar el espacio de mayor poder que existe, el de presidente de Estados Unidos, convivía con el alcohol, con el desprecio y permanente estado de decepción de su padre, George Bush, hacia su persona. Pero sobre todo, con alguien que no podía desembarazarse de la angustiante incertidumbre de no saber qué hacer ni para dónde ir.

Oliver Stone, experto en volcar a la ficción la historia de polémicos personajes de la vida política en su país (JFK, Nixon), cuenta en esta ocasión con un excelente actor, Josh Brolin, encarnando al exclusivo protagonista de su película, y un muy buen guión, que le permite descubrir un rostro desconocido de Bush sin hacer exacerbadamente explícita su posición al respecto. O sea, la película cuenta la historia del político en diferentes etapas de su vida, lo hace dialogar con sus demonios y ambiciones, lo sitúa frente a sus fortalezas y miserias, pero en ningún momento impone un mensaje: elaborar una conclusión respecto de lo que se ve es responsabilidad -afortunadamente- de lo que cada uno, como espectador decida entender.

Más allá de su faceta puesta al descubierto tras tantos años de exposición pública, es interesante la exploración que se realiza de Bush persona: de sus miedos, de su soledad, del amor con su esposa. Quizás, luego de la recorrida visual que se propone, alguien pueda llegar a comprender cómo hizo para llegar dónde llegó, y entender por qué hizo lo que hizo. No quedan dudas que no fue gracias a su belleza. Alguien supone que Bush es una persona inteligente? Haciendo una analogía local, alguien piensa que Menem era lindo o inteligente?

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